De
acuerdo con el Banco Mundial, el porcentaje de población en edad de trabajar en
el mundo llegó este año a 66%, su máximo porcentaje en la historia; sin
embargo, se prevé que inicie su disminución en los próximos años, esto también
duplicará la proporción de las personas mayores al 2050 alcanzando posiblemente
6%.
La
población en edad de trabajar la integra un amplio grupo de personas que tienen
entre 15 y 60 años, en México la población joven disminuye, mientras se acelera
el crecimiento en las población de edad avanzada, 9% de la población tiene más
de 60 años.
En
el caso del Estado de San Luis Potosí, la población en edad de trabajar la
podemos clasificar en dos, la más joven entre 14 y 29 años de edad representa
la tercera parte, pero se prevé que disminuya a la cuarta parte para el 2030.
Por su parte, el grupo de personas entre 30 y 60 años de edad representa el 36%
de la población actualmente, las proyecciones realizadas por el CONAPO prevén
que este grupo aumente a 42% al 2030. Es decir, actualmente la población en
edad de trabajar representa 2 de cada 3 personas, en 15 años esta proporción
podría mantenerse, sin embargo es interesante ver el comportamiento entre los
dos grupos de edad.
El
comportamiento de la población los próximos 15 años implicará un doble reto,
por un lado existirá un bono demográfico para que más personas puedan trabajar
y apoyar a la minoría que no estaría en condiciones de realizar actividades
económicas, pero por otro lado, se observa un proceso de envejecimiento de la
población, dado que la población que crece es la del grupo de 30 a 60 años,
mientras tanto la proporción de jóvenes disminuyen.
El
sector económico podría recomponerse al tener una demanda de empleo en personas
entre 30 y 60 años, sin embargo, dado este proceso de transición demográfica,
será necesario también considerar la adecuación de espacios para personas
adultas, que cada vez está aumentando más. El diseño de los espacios públicos
debe considerar el cambio generacional de sus habitantes, de tal manera que se
ajuste la accesibilidad, el espacio físico e incluso hasta el diseño para
generar nuevas emociones. Una ciudad que agrega valor al ciudadano cambia según
se modifica la estructura de su población.